Bitcoin ¿el dinero del futuro?

*Este artículo no pretende ser un consejo o recomendación de inversión, simplemente es mi punto de vista personal. 

Bitcoin es probablemente uno de los temas más controversiales de los últimos años dentro de la industria financiera, ya que polariza opiniones y genera mucha polémica. Esto es de esperarse, ya que el Bitcoin ataca uno de los vectores más profundos de nuestra esencia como seres humanos: nuestras creencias. 

Por eso es importante, al hablar de temas sensibles como el dinero, comenzar por entender las bases. Después de esto, se pueden construir las ideas que sostienen conceptos tan revolucionarios como el Bitcoin. 

Así que iniciemos: como lo hemos mencionado en ensayos pasados sobre la historia del dinero, este concepto tan fundamental para la vida diaria tiene tres propiedades esenciales:

  • Resguardo de valor
  • Medio de intercambio
  • Unidad contable

Por ende, cualquier concepto que cumpla con estas características puede ser considerado dinero de alguna u otra forma. Basta con echar un vistazo a la historia para ver cómo ha sido representado por distintas tecnologías: desde el trueque, las conchas de mar, las monedas acuñadas, los metales preciosos, hasta el papel moneda. 

Las características de algunos activos son mejores que otras, por lo que se utilizan para distintos fines en función de ellas. Por ejemplo, históricamente el oro ha sido un buen resguardo de valor, pero las divisas fiat tienden a perder mucho de su valor en el tiempo debido a su naturaleza inflacionaria: el dólar medido por su poder adquisitivo en el tiempo ha perdido más del 84% de su valor en los últimos 50 años; el peso mexicano, más del 95%. 

Sin embargo, las divisas fiat suelen ser mejores medios de intercambio que el oro. Por esta razón, solemos ver el precio de productos y servicios en estos términos y no en relación con el oro o alguna otra forma de dinero. Lo mismo sucede con la característica de unidad contable: solemos tener cuentas medidas en pesos y dólares. 

Pero eso no hace que el oro deje de ser dinero, Por el contrario: el oro ha sido considerado dinero por miles de años y hoy sigue vigente. Tanto, que las reservas probadas de oro a nivel global valen más de $9 trillion (billones en español) de dólares.  

Ya lo decía el famoso banquero JP Morgan, quien fue uno de los pioneros del sistema financiero actual, hace más de 100 años: “El oro es dinero; todo lo demás, es crédito”. 

Tiene razón, la escasez es lo que hace que el oro sea un gran resguardo de valor. En contraste, las divisas fiat no tienen esta propiedad, por lo que tienden a perder valor en el tiempo.  

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Habiendo cubierto la historia del dinero y entendiendo sus características principales, podemos regresar al tema que realmente nos interesa: el Bitcoin. 

El Bitcoin es un activo digital creado en 2009 por un personaje seudónimo llamado Satoshi Nakamoto, quien a través de su famoso whitepaper introdujo este novedoso concepto, cuyas características principales son las siguientes:

  • Global/No soberano. El Bitcoin no lo emite ningún gobierno, y por naturaleza no está sujeto a jurisdicción alguna. En este sentido, se asemeja mucho al oro ya que es un activo de circulación global y no está sujeto a la manipulación de ningún gobierno o banco central, como ha ocurrido de manera trágica en Venezuela y Argentina. Ambos países han visto sus divisas devaluarse de manera estrepitosa, llevándose consigo los patrimonios de sus ciudadanos. 
  • Con un límite de monedas creadas a través del tiempo. Al igual que el oro, el Bitcoin tiene un límite en las monedas que van a ser emitidas, característica que lo vuelve un buen resguardo de valor en el tiempo. Este límite es de 21 millones, y actualmente hay 18 millones. Aquí hay más información sobre la curva de emisión de nuevos Bitcoins, que tiende a ser deflacionaria. 
  • Resistente a la censura. Ningún gobierno, banco o jurisdicción puede de manera unilateral “congelar” tus activos o tu patrimonio. Tampoco puede decirte en qué medida puedes o no disponer de ellos, como ocurre de manera relativamente común de nuevo en Venezuela o Argentina, o incluso ocurrió en países europeos en crisis, como el caso de Grecia hace un par de años. 
  • Descentralizada. No necesitas un ente central para transaccionar con Bitcoin. Cuando haces un pago con una tarjeta de crédito, estas usando a múltiples intermediarios que se aseguren de llevar a cabo esa transacción, debitar el saldo de tu cuenta y depositarlo en la del comercio, por ejemplo. En estas transacciones pueden participar bancos o medios de pago como Visa o Mastercard. Estos, evidentemente conllevan costos que hacen que se pierda valor en la transacción o que esta sea más cara. 
  • Peer to peer. Esta cualidad viene directamente relacionada con la anterior. La tecnología blockchain permite hacer transacciones de persona a persona (peer to peer), lo cual reduce mucho el costo de las transacciones y lo hace muy eficiente. 

Por si no había quedado claro, el Bitcoin y el oro tienen muchas similitudes. Aquí les dejo una tabla comparativa entre ambas y las divisas fiat.

Para poner las cosas en perspectiva, esta gráfica y este artículo hablan del “tamaño” de estos activos y los comparan contra el patrimonio de las personas más ricas del mundo y de los distintos tipos de activos financieros. 

 

La adopción que ha tenido Bitcoin en los últimos años es impresionante: se estima que hay más de 67 millones de personas que ya tienen Bitcoins, 30 millones tan solo en Estados Unidos, lo cual equivale al 11% de la población total de aquel país. Que en EE.UU. existan aplicaciones y plataformas como como Coinbase, Robinhood y Square Cash sin duda han ayudado a esta cifra. En México, Bitso tiene ya más de un millón de cuentas, y la cifra continúa creciendo de manera exponencial. 

La gran mayoría de los nuevos usuarios son gente joven de menos de 35 años. Esto también es muy relevante, ya que ellos no parecen respetar mucho el estatus que el oro, que tiene más de 2,700 de antigüedad usándose como resguardo de valor, ha gozado. Para esta población, el nuevo oro es el Bitcoin. Como bien dice el dicho: “la innovación sucede una muerte a la vez”. De manera inevitable, las generaciones mayores terminarán dejando este mundo y los jóvenes tomarán el liderazgo, probablemente trayendo consigo estas nuevas creencias colectivas. Al final del día, eso es lo que es el dinero. 

Múltiples inversionistas ya han anunciado públicamente que invierten en este activo, siendo probablemente Paul Tudor Jones el más famoso. Fondos de inversión como Andreessen Horowitz y Sequoia Capital también han sido muy públicos con su optimismo al respecto. Inclusive los fondos de universidades como Harvard y Princeton ya han invertido parte de sus recursos en este tipo de activos. Empresas americanas como Microstrategy han comenzado a invertir sus tesorerías en esta cryptocurrency. En fin, parecería que la adopción y la realización del potencial de este activo digital es cada vez mayor. 

Otro tema importante a considerar que tocamos con mucho mayor detalle en este artículo es la reciente política monetaria expansiva de las naciones desarrolladas, principalmente Estados Unidos. Este país ha puesto en circulación trillions de dólares (o billones, en español), devaluando de cierta manera su divisa y haciendo más atractivas opciones de resguardo de valor como el Bitcoin y el oro. 

Comprar Bitcoins, es algo relativamente sencillo. En México hay muy buenas opciones como Bitso, que es el exchange más grande de Latinoamérica, una empresa muy confiable de la que soy usuario desde hace varios años y me ha funcionado muy bien. Abrir cuenta e invertir es muy sencillo.

Ahora si estás buscando un producto más sofisticado o invertir recursos patrimoniales importantes, existen fondos profesionales con gente muy especializada que pueden ser una gran opción. En este sentido Lvna Capital de un muy buen amigo, Allan Cassis, quien es una de las personas en México que más conoce sobre este tipo de activos, es una gran opción. 

A todo esto, quiero confesarme claramente sesgado en el tema. En primera instancia, porque me dedico profesionalmente a la innovación y tecnología dentro del sistema financiero; en segunda, porque siempre he tenido una mentalidad muy liberal; en tercera, porque creo con firmeza en los mercados como mecanismo de intercambio de valores, productos y servicios. Finalmente, porque también me gusta ir en contra del status quo ya que por naturaleza siempre he sido rebelde. Estoy plenamente consciente que este modelo mental me hace muy afín con la propuesta de valor que ofrece el Bitcoin. 

Pero más allá de idiosincrasias, la discusión más relevante es poder asignar la probabilidad de adopción de esta tecnología como un potencial “dinero del futuro”. Esto es lo que verdaderamente importa, sobre todo cuando se trata de proyectar el impacto que este cambio pueda tener en la vida de todos los seres humanos. 

Para finalizar, una pequeña reflexión: ¿qué probabilidad le asignas a que Bitcoin pueda reemplazar al oro? ¿Qué probabilidad le asignas a que pueda reemplazar al dinero como lo conocemos actualmente? Si tu respuesta a estas preguntas es que la posibilidad existe, tal vez deberías de considerar tener algo de exposición en tu portafolio patrimonial. 

El futuro del dinero podría ya estar aquí.